28 octubre 2005

Mi reino por un becario (otro)

O la historia de la mesa

¡Vaya día placentero! A este paso voy a terminar la semana pensando que me he muerto y he llegado al cielo. Para comenzar, he solucionado el problema de la mesa. Repasando las fichas de los alumnos he recordado de pronto a José Ignacio, un chico que comenzó la carrera cuando yo llegué a esta Universidad. Era el típico enteradillo de la clase, siempre haciendo gracietas y puteando a los profesores. Vamos, que era un mamón. Tanto, que a muchos nos cayó suficientemente mal como para tenerlo durante 8 años dando vueltas por el Campus. Claro, que tampoco era ningún mérito, el jodido dedicaba tanto tiempo a elaborar chascarrillos que no le daba para estudiar lo más mínimo. Así que que fue arrastrándose año tras año, sacando un par de asignaturas por aquí, otro por allá. Hasta que sólo le quedó una, la mía. Recuerdo que le dije que se olvidara de ir aprobando hasta que yo me jubilara...
He buscado su teléfono recurriendo a los datos de las matrículas, tras pelearme otra vez por lo de la privacidad de los datos: total, quién se va chivar... Cuando se ha creído por fin que era yo el que le hablaba, le ha cambiado la voz. Si quieres terminar la carrera en media hora, vente para acá con un catálogo. Resulta que su padre es el dueño de uno de los comercios de muebles de la ciudad, así que a lo mejor consigo una mesa gratis y demuestro de paso a los malhablados que no sólo estoy en la política universitaria para chupar del bote. Ha tardado lo que un relámpago en bajar de las nubes a la tierra, y menos aún en llamar por teléfono a su padre. A cambio de la única matrícula de honor de todo su expediente me ha provisto con una mesa más grande que la del rector. Incluso, cuando su padre se ha enterado, ha mandado en el pedido un par de sillas como muestra de agradecimiento. Para que luego digan que no hay gente buena en el mundo... Me siento mejor después de esta buena acción.
Pero aún me quedaba lo de la base de datos. Y es que no soy especialmente hábil en el manejo de ordenadores, así que he pedido un becario para elaborar un programa de control. Mañana tendré la entrevista con tres candidatos que me han buscado. Con lo que me he ahorrado en la mesa podremos pagar su salario de 40.000 pesetas durante 6 meses. ¡Toma ejemplo de gestión eficaz!
Y es que, Mari Cruz, a veces me acerco tanto a la luz ...

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