12 octubre 2005

El proyecto de tesis

Hay que ser cabrito, lo reconozco. A lo de hoy se le llama apuñalar en pecho ajeno. El inocente de Álvaro, antiguo amigo de gambas, compañero, opositor a la entrada de mi sobrina en el departamento y, hoy, número uno en el top ten de enemigos públicos, ha presentado el proyecto de tesis de uno de sus colaboradores. Resulta que el muy julandrón mandó al chaval a hacer los cursos de doctorado al departamento de Histología Comparada y ahora quiere que le aprobemos el proyecto en Economía Complicada.
Antes del Consejo de Departamento he reunido a los jóvenes –la mayoría de los cuales han captado el mensaje del otro día–, y a los que están pendientes de plaza les he ido llamando a lo largo de la semana para indicarles que voten no o que se pongan malos y no vengan. La votación ha sido un paseo marcial, aunque hay que apuntar algunas cuestiones en el debe de las afrentas, que ya habrá tiempo de saldarlas. Uno de los nuevos no sólo se ha señalado al defender la idea de la universalidad del conocimiento y el dislate de obligar a un economista a leer la tesis en departamento tan distante, sino que luego ha votado a favor del proyecto. ¿Qué cómo lo sé? Muy fácil, recogiendo las papeletas de la basura y comparando la letra con la de los miembros del departamento (no hay más que mirar la lista en la que apuntamos el número de fotocopias que hacemos). A lo que iba, que lo he calado y con él ya son dos las ovejas descarriadas. Ya sé que me repito, pero en esta puta sociedad ya no se respeta el escalafón.
Finalmente, tres han votado a favor: el díscolo, Álvaro y un tiempo parcial recién incorporado desde otra área, que es como un extraterrestre. Y en contra, el resto. A eso es a lo que yo llamo un departamento unido. Como diría Anibal Smith: "me encanta que los planes salgan bien". Pero hay que ver lo que cuesta mantener la cohesión (conmigo, por supuesto), y es que Mari Luz, esta vida es una cruz.

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