Opus Dei, mei, pa mí
Yo ya sabía que la Obra estaba inserta en el campus y que sus tentáculos llegaban a todas partes. Incluso, todos conocíamos la pertenencia de uno de nuestros compañeros al tinglado religioso. De lo que no tenía ni idea era del poder que habían logrado alcanzar en alguna de las facultades relevantes. Por lo visto, esto me lo cuenta el becario pelota, también entre los alumnos han logrado una buena posición a través de una de las asociaciones estudiantiles. Se llama ADios y su lema es "Dios nos ama y nuestros padres le pagan".
Y, hay que reconocerlo, lo tienen claro. Saben perfectamente a quienes tienen que buscar. La estrategia que siguen es utilizar a los hijos de los miembros a nuevos adeptos, a poder ser con padre adinerado y cierta flojera mental. Una vez cazado el lobato, se le dora la píldora, se le hace creer que es tan importante que Dios quiere y puede hablar con él y se le lleva de ejercicios espirituales. Los pobres vuelven de allí un tanto sonados y casi ninguno logra recuperarse. Obviamente, el objetivo es acrecentar el poder del grupo a través de los poderosos. Una vez adormecida la conciencia del joven toca ir a por el padre. Ese segundo paso suele fallar, pero a veces aciertan. Y termina toda la familia de ejercicios en Salamanca. Y digo yo que el ejercicio debe ser con el brazo y la cartera porque lo único que vuelve más delgada es la cuenta corriente.
Evidentemente, como eso de hacer donaciones es fiscalmente problemático, siempre se puede esconder tras una transacción económica: yo te vendo una parcela improductiva a precio de regadío y así no hay que pagar más que el impuesto de transmisiones. Y encima luego, uno se puede deducir la reducción de capital que supone la pérdida de valor de la parcela.
La cosa es que a lo tonto, a lo tonto, se han hecho con una cuota de poder interesante, llegando a controlar parte del presupuesto para extensión: ahora me explico la profusión de misas académicas.
En fin Mari Luz, que estos del Opus son una cruz...
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