29 noviembre 2005

Y, ahora, curso de doctorado

Por si no fuera poco, contribución de enseñanzas propias a mi nivel de estress.

En estos últimos días las cosas no terminan de salir bien. Y es que no puedo por menos que comenzar a sospechar que hay una conjura contra mi. Y no es que yo sea un paranoico, pero desde un tiempo a esta parte parece que la gente me rehuye, las conversaciones de café se circunscriben a comentarios generales sobre el clima y, cuando entro en los despachos, las voces se cortan súbitamente o, lo que es peor, cambian rápidamente de tema.
De modo que la cosa está de forma que no se si es que la gente me tiene miedo o si es que las ratas comienzan a huir del barco que se hunde y yo no me he percatado de que tenemos una vía de agua. Tendré que poner al becario pelota a circular por la universidad, a ver si se entera.
En días como este es cuando echo de menos lo tiempos en que jugueteando con el FTP (yo le llamaba cariñosamente el FronTisPicio, parece que hace siglos) logré entrar en los buzones de correo de mis compañeros. No es que yo sea curioso, pero recuerdo que leyendo un poco por ahí y otro poco por allá me enteré de que me llamaban "el candidato", o "el tapado", incluso alguna se atrevió a denominarme como "ese cabrón egoísta y ambicioso". ¡Qué tiempos! Le di tanto por culo que terminó mendigando por el campus un cambio de departamento.
Y, para colmo de males, como si no tuviera suficiente con estar dándole todo el rato a la pelota con estos temas tan importantes, van los de tercer ciclo y me felicitan por que finalmente hemos logrado el mínimo para impartir el programa de doctorado. ¡Pues vaya gracia! Ahora tendré que prepararme las jodidas clases. Ahora bien, este año me niego a venir por las tardes, que ya está bien con tener que estar toda la mañana. Así que si quieren bien, y si no también, les pongo las clases de dos a tres de la tarde. Y el que no pueda venir, que se joda.

Desde luego, hay días en los que sería mejor no ver la luz, ¿qué no, Mari Cruz?

No hay comentarios: