25 noviembre 2005

A 4 días del día de los subnormales

Que diría mi amigo el Dr. Criminal.

Mañana me toca dimitir de mi cargo en el departamento y, sí, ha habido un valiente-inconsciente que se ha atrevido a postularse como candidato a la nuevo director sin haber pedido mi consentimiento. Ya lo he dicho en varias ocasiones, pero estos son malos tiempos para el escalafón. Si es que ya no hay respeto para nada. Y no es una metáfora. Por ejemplo, hoy en una lista de distribución me he enterado que el 20 de noviembre es el día de los subnormales con todo el respeto para los de verdad. No terminaba de entender esa petición de excusas. Alguien en la lista hizo notar la coincidencia entre dicha celebración y el día de la muerte de Franco.
Y, ahí estaba el misterio, no es que realmente fuera el día mundial de los subnormales, sino que el susodicho sujeto lo denominaba así en honor de los que se congregan cada año en la Plaza de Oriente en este día, con perdón, para los subnormales. Reconozco que me hizo gracia, pero hasta cierto punto. Desde la transición comprendí que los tiempos estaban cambiando y que había que ir modificando las formas de puertas hacia afuera. Así logré seguir con mi carrera y que se olvidaran algunos pecadillos de juventud. Y, en 1982, con presteza me afilié al PSOE, por lo que pudiera pasar. Y pasó.
Con el cambio y mi nuevo estatus de demócrata de toda la vida pude seguir contra viento y marea. Pero, como decía, ese fue el principio del fin. Todo el mundo se cree con derecho a decirte lo que se le ocurre. Antes, en los buenos tiempos, un catedrático era una figura a la que reverenciar y todo bicho viviente en la universidad tenía que pasar por el aro de las órdenes de uno. Ahora, sin embargo, las costumbres se han relajado tanto que hasta el becario pelota se permitió el otro día el lujo de contarme un chiste y darme golpecitos en el hombro para animarme a la risa.
Pues, para mañana, este subnormal le va a plantar cara a los revolucionarios de nuevo cuño que desean cambiar las cosas. En este departamento, si está de Dios que algo cambie será porque a mi me ha salido de los cojones. Vamos hombre, que es que me ponen de tan mala leche que se me salta el ramalazo antiguo. Y es que, mal que me pese, en este sistema hay que ser más sutil para lograr que todo cambie, para que todo siga igual. ¿No dijo algo así Lewis Carrol?

Ay, ay, Mariluz bonito sería tener aún en las aulas la cruz...

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